Conciencia corporal y mental para reducir tu estrés
Los primeros contactos que tuve en prácticas de autoconocimiento fueron un fracaso. Había intentado llevar a cabo ejercicios de relajación y de exploración corporal y mental pero me dormía o no le daba importancia, pensaba que no era para mí, que no era capaz y que además no lo necesitaba. La realidad es otra bien diferente. Vivir conectados con nosotros mismos y conocernos es un experiencia fantástica que además de favorecer que vivas con más calma, te va a permitir responder de forma más adecuada a estímulos que nos llegan del exterior. Desecha la idea de que la introspección es sólo para otros y que tú no puedes practicarla.
TÚ SI QUE PUEDES
Nuestro mayor enemigo en el cambio de hábitos somos nosotros mismos. Nos limitamos diciendo que no podemos, que no somo capaces. Pregúntate si lo que afirmas es realmente cierto. Puede ser que por tu personalidad, tu carácter pueda resultarte más complicado que a otras personas. Quizá lo que ocurre es que no te parece trascendente en tu vida. La mayoría de personas priorizan su salud física, pero no atienden sus emociones, sus pensamientos y sensaciones. Te estás perdiendo una información muy valiosa que puede hacerte vivir mejor.
CÓMO PUEDES MEJORAR TU AUTOCONCIENCIA
Date cuenta de que vivimos con el piloto automático. Desde que nos levantamos, vamos al baño, nos aseamos, desayunamos, vamos a trabajar. Es nuestra vida pero vivirla de forma consciente viendo los procesos internos que generamos nos ayuda a vivir en calma con nosotros mismos.
Empieza observando tus emociones: si no estás acostumbrado a preguntarte a ti mismo como te sientes te parecerá extraño, pero es prioritario. Ojalá la respuesta que te des a ti mismo sea: feliz, satisfecho, alegre, orgulloso, aceptado, optimista. Con frecuencia será: triste, enfadado, agobiado, preocupado o furioso. Acepta lo que hay. Todas las emociones tienen una función, no se rechazan.
No podemos negar lo que sentimos, da igual lo que sientan los demás en la misma situación. Lo importante es lo que sientes tú en este momento. Se trata de buscar por qué me siento de un modo concreto, qué me lo está generando y aceptarlo. Por ejemplo me siento decepcionada conmigo porque no he tenido éxito en algún proyecto. Es adecuado sentir decepción: tengo que vivirla, no ignorarla. No me gusta pero es lo que hay en este momento. Aceptarlo te permite vivir con equilibrio y volver a intentar o trabajar en lo que haya ocurrido.
En cuanto a los pensamientos no ocurre igual. No tenemos que aceptarlos como ciertos. Son procesos intelectuales que elaboramos a partir de nuestra personalidad, creencias y vivencias. A menudo lo que pensamos no es cierto o no está adaptado a la situación. Te has preguntado si los pensamiento que generas te proporcionan tranquilidad y son la mejor respuesta que podrías dar o por el contrario te provocan malestar pero los aceptas como únicos.
Respecto a las sensaciones es importante que detectes qué notas en tu cuerpo. Si tienes presión en el tórax, molestias en la barriga, taquicardias o palpitaciones. Son señales que te informan sobre cómo se siente tu cuerpo y tu mente. Acompañan a nuestras emociones y te ayudarán a evitar reacciones no adecuadas contigo y con los que te rodean. Si notas falta de aire al exponerte a según que situaciones que te han generado previamente una ansiedad excesiva, es momento de salir de ese lugar. Más tarde, con calma, ya averiguarás por qué te ocurre, pero no tienes que sufrir si puedes reconocer con anticipación lo que te va a ocurrir.
PRACTICA PARA CONOCERTE MÁS Y MEJOR
Al igual que puedes plantearte objetivos para mejorar tu alimentación y aumentar tu actividad física te animo a que pongas en práctica rutinas para conocerte mejor. La introspección es el primer paso para regular el estrés y trabajar en tu emociones. Imprescindible para conseguir una salud integral.
Quizá tengas dudas al respecto. Si te parece interesante y quieres aprender más sobre este tema, déjame un comentario. Gracias por compartir.